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Toggle¿Qué es la ley del hielo?
¿Alguna vez has transmitido algo con lo que no estás de acuerdo, algo que te ha ofendido o molestado y la otra persona te ha dejado de hablar?
Te presento a la ley del hielo. La ley del hielo hace referencia a un conjunto de conductas que se utilizan con el objetivo de anular o invisibilizar a otra persona. Esta forma de comportarse implica ignorar, hacer como que no existe, es invisible, distanciarse física y emocionalmente, evitar su compañía, hacer como si no se le escucha y no responder, o hacerlo de forma escueta.
Se pone en marcha a raíz de un conflicto, algo que ofende, molesta o con lo que no se está de acuerdo, pero la persona que recibe este tipo de comportamientos no siempre es consciente de que ese
conflicto existe, no se le ha transmitido directamente que ha hecho o dicho algo que genera malestar, simplemente se le empieza a ignorar.
La presencia de conflictos en las relaciones afectivas de todo tipo (familiares, amistosas, de pareja, etc.) es algo totalmente normal y, aunque a nadie le gusta discutir, esos debates son necesarios para transmitir cómo nos sentimos, qué pensamos, qué necesitamos. La comunicación es fundamental para que los conflictos se resuelvan y permitan que la relación crezca y evolucione.
¿Por qué se aplica la ley del hielo?
Es una forma de control, de castigo y de venganza frente a la persona que ha causado ese malestar y sufrimiento. De hecho, aunque es algo que resulta complicado de identificar, es importante aprender a hacerlo y apartarlo de nuestra vida, pues se trata de una forma pasivo-agresiva de relacionarse que forma parte del abuso psicológico.
Además, se utiliza para manipular las conductas de los demás y conseguir lo que uno quiere. Dejo de hablar a la otra persona, la evito o me alejo a modo de chantaje, para que cambie su forma de actuar o para buscar unas disculpas forzadas, por ejemplo. También es una forma de llamar la atención, un comportamiento infantil en el que, en vez de utilizar la comunicación verbal, se ignora a la otra persona para transmitir enfado, disgusto o disconformidad y para conseguir atención, que siga centrada en él/ella. Y sirve como una vía de escape, una forma de evitar los conflictos a los que no sabe cómo enfrentarse o incluso para protegerse del dolor emocional que pueden conllevar.
En todo caso, la ley del hielo suele ser utilizada por personas que tienen una baja inteligencia y madurez emocional, que no cuentan con las estrategias adecuadas para gestionar emociones y
conflictos y en las que existe una falta de habilidades de comunicación. Pero también puede deberse al aprendizaje vicario, aprender este comportamiento por observación e imitación al crecer en un entorno en el que es frecuente actuar así.
Y cuidado, porque se suele confundir con un falso autocontrol. Toda persona necesita un tiempo para volver a la calma y hablar las cosas de forma más racional y funcional, cierto, pero la diferencia radica en para qué se emplea ese tiempo. Mientras que un buen autocontrol supone utilizarlo para autorregularse y llegar a un estado emocional óptimo que permita dialogar e ir en búsqueda de soluciones aunque deriven en conversaciones incómodas; en la ley del hielo se utiliza para herir, invalidar y menospreciar a la otra persona.
¿Cómo manejar la ley del hielo?
La ley del hielo puede destruir relaciones y vínculos emocionales y es muy importante protegerse de ella pues recibir este tipo de conductas puede generar una disminución en la autoestima, mucho estrés emocional, aislamiento social, sentimientos de frustración, culpa, ansiedad, etc.
A continuación, os dejo 5 tips con los que hacerle frente, siempre teniendo en cuenta que es una dinámica tóxica y que no somos responsables del comportamiento de nadie:
– Comunicación: Elige un buen momento y transmite, desde la calma y no desde el rencor, cómo te hace sentir, qué te ofende, hiere o preocupa. Utiliza la asertividad y céntrate en los
mensajes-yo (“que hagas X hace que me sienta rechazado/a, que no soy suficiente…”), esto hará que la comunicación sea más efectiva, fomentaremos que se active la empatía y no las actitudes defensivas. No te invalides ni dejes que te invaliden, cómo te sientes es importante y tienes derecho a transmitirlo.
– Establece límites: Siempre tenemos muy presente que debemos respetar a la otra persona, pero se nos olvida que también es importante, y mucho, respetarnos a nosotros mismos. No se debe tolerar nada que genere malestar y dolor, y menos todavía si la otra persona no pone de su parte. Protégete y establece límites para cuidar de tu bienestar emocional.
– Céntrate en ti: Este tipo de comportamientos tienen consecuencias negativas en la autoestima, por lo que es importante priorizarse. Trabaja y cultiva tu amor propio, dedica tiempo a realizar actividades que te generen bienestar y disfrute, que te relajen, practica el autocuidado (dormir y comer bien, ejercicio, etc.).
– No te aísles: Permítete recibir el cariño y apoyo de tu gente. Recurre y dedica tiempo a tus amistades, a tu familia, a veces hablar sobre ello permite tomar distancia, verlo desde otra perspectiva más objetiva y aliviar la carga emocional.
– Pide ayuda: si sientes que no cuentas con las herramientas necesarias para gestionar la situación, no sabes cómo afrontarlo, que te desborda o que está generando un daño emocional o psicológico, no olvides recurrir a los profesionales de la salud mental.
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